Retrato
Hecha de sol parece de tan rubia y tan clara.
Las sombras en su carne incomparable
No se detienen, pasan
Tal esas nubecillas fugitivas
En el cielo del alba.
Enormes las pupilas que se asombran
Vagamente doradas,
Y en la boca pequeña y armoniosa
La sonrisa más casta.
Pero la voz de vago terciopelo,
Húmeda y apasionada;
La voz que ondula voluptuosamente
Cuando la dulce criatura habla,
Tiene un ignoto acento de pecado
De perversión extraña.
Y hay en la rosa abierta de la boca
Una lenta serpiente que se arrastra.
-Emilia Bertolé-
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